En un coche con motor de combustión interna, ya sea gasolina o diésel, la correa de distribución es un elemento de la mecánica que se encarga de sincronizar la rotación del cigüeñal y del árbol de levas. Se encarga de garantizar que la apertura y el cierre de las válvulas del motor se produzca en el momento adecuado en las fases de admisión y escape de cada cilindro del motor. Sufre de desgaste y, por eso, es imprescindible que se sustituya cada ciertos kilómetros.

Como su propio nombre indica, la correa de distribución es un elemento de la mecánica del motor del coche con forma de correa. Une el cigüeñal con el árbol de levas para que la rotación de ambos componentes esté perfectamente sincronizada. ¿Por qué? Porque de este modo se consigue que la apertura y el cierre de las válvulas se produzca en el momento adecuado durante las fases de admisión y escape de los cilindros. A un nivel más práctico, la correa de distribución es una tira de caucho reforzado con fibras de alta resistencia, construida de este modo para aumentar su resistencia y durabilidad.

Esta tira de caucho reforzado con fibras de alta resistencia, que conocemos como correa de distribución, tiene su parte interior de la cubierta dentada para que la energía mecánica se transmita entre un piñón de arrastre y otro arrastrado. Está diseñada de este modo para impedir el deslizamiento mutuo. Y aunque existe la cadena de distribución como alternativa más resistente y duradera, lo cierto es que una correa de distribución tiene un funcionamiento más suave, es más ligera y sobre todo tiene un coste mucho más bajo.

En el libro de mantenimiento del vehículo aparece, señalado por el fabricante del automóvil, cuándo sustituir la correa de distribución por kilometraje. Lo que ocurre si no sustituyes la correa de distribución cuando corresponde es que la misma se puede llegar a romper. Y si esto ocurre durante la circulación, lo más probable es que se cause una avería prácticamente irreversible sobre el motor del coche. Por eso se debe prestar atención a los más habituales síntomas de avería de la correa de distribución como, por ejemplo, ruidos extraños y vibraciones atípicas.

El precio de sustituir la correa de distribución puede rondar los 300 a 600 euros, aproximadamente, aunque con un incremento de 100 euros, en la mayoría de los casos, por asociar la sustitución de la bomba de agua también. No obstante, hay en algunos lugares en los que cambiar la correa de distribución tiene un precio de 1.000 a 1.500 euros en función del modelo. Esta sustitución no es una intervención económica, pero es imprescindible hacer el cambio cuando corresponde porque se pueden producir averías realmente graves.