Casas Reyes, ubicado en el barrio Palermo, repara costuras abiertas, pieles marchitas y vestidos raídos de sus juguetes de infancia.
Casas Reyes, ubicado en el barrio Palermo, repara costuras abiertas, pieles marchitas y vestidos raídos de sus juguetes de infancia.
Hasta la histórica Clínica de los Muñecos de Bogotá llegó el pobre Pinocho malherido que el cruel espantapájaros bandido lo sorprendió dormido y lo atacó. Afortunadamente para Pinocho, quien llegó con la nariz hecha pedazos y una pierna en tres partes astillada, existe esta clínica en la carrera 22 N° 45B- 56 donde un grupo de cirujanas, llamadas con urgencia, con su ancestral experticia pronto lo remendaron.
Al igual que Pinocho, cualquier muñeco malherido puede recurrir a este centro de atención en la capital colombiana para recobrar su salud. Desde el oso de felpa sin brazos, hasta muñecas sin ojos.
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Gladys, vestida de blanco impoluto, recibe al paciente, llena su hoja clínica donde se describen los síntomas y entrega la orden de hospitalización. Clara, en el puesto de doctora -y debidamente uniformada- se hace cargo del enfermo y le anuncia a sus familiares cuánto habrá de durar bajo estricto control. Una vez el paciente ingresa a la sala de operaciones, no se le permiten las visitas, hasta nueva orden.
«Es indispensable tener al paciente en la clínica para determinar la gravedad de sus heridas. Eso no se puede por descripción o fotos, porque acá nos tomamos muy en serio y con el corazón la ayuda de estos muñecos, que pueden pasar varios días hospitalizados, hasta recuperar su fuerza vital», dice Gladys Casas Reyes, quien reemplazó en la dirección a su hermano Luis Hernando -fallecido en 2019-.
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Es así como la Clínica de los Muñecos Casas Reyes funciona con todas las de la ley. Alberga enfermos muy especiales, como por ejemplo, las muñecas de trapo, los osos de felpa, las clásicas marionetas y títeres, hasta los bebés de caucho, entre otros muñecos.
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«Creamos la sensación exacta a la de una clínica de verdad para que los visitantes tengan la seguridad de que su juguete saldrá perfectamente de la sala de cirugía», explica la «doctora» Gladys.
Agrega, que a este lugar llegan niños, adolescentes y adultos mayores por igual, pues todos tienen en su poder un peluche, oso o muñeco que sirve de amuleto y que son irremplazables para la vida de estas personas o se los quieren donar a el nieto o el sobrino que llega a la familia.
«Nosotras creemos en que hay que tener corazón para este oficio. Por eso, una persona común y corriente no lo puede hacer. Inclusive, en una época, tuvimos una señora que nos ayudó con la confección de vestidos -y ella venía de una casa de alta costura-, pero no tenía alma. Claro, los vestidos eran divinos, pero carecían de amor», comenta Gladys.
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La Clínica de Muñecos de la familia Casas Reyes ofrece múltiples servicios a su clientela: injertos, trasplantes, cirugía plástica, cambio de pelo, oculista, salón de belleza con limpieza general, champú, maquillaje, peinados y vestuario para todas las tallas.
«Aquí llegan sobre todo osos y muñecos antiguos con hongos en su piel, poros abiertos y ojos pichos. También muchas muñecas a las que mi hermana Mercedes les confecciona vestidos con telas y encajes de alta calidad. Esto se intensificó en los últimos años», comenta Gladys.
En cambio, los muñecos modernos como el MaxSteel, el Buzz Light Year y el vaquero Woody, que cuentan con un mecanismo interno, se remiten al ahijado de Gladys para su reparación. «Aquí le damos el teléfono y la dirección y si él no se lo arregla es porque nadie lo puede hacer. Es el mejor en su trabajo», comenta.
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Este lugar es un negocio generacional en el que participa toda la familia. Lo empezaron los padres de Gladys en el año 79, que fueron pioneros en la industria de muñecos en Colombia y lo siguieron sus hijas, quienes actualmente se ocupan de la atención de la clínica de muñecos.
«Nuestro deseo en un momento fue hacer un museo de muñecos clásicos, pero mi hermano Luis Hernando se enfermó de Alzheimer y falleció en febrero de 2019. Luego llegó la pandemia y el tema quedó ahí. Pero nosotras estaremos atendiendo estos pacientes hasta el fin de nuestros días, porque esto no es un negocio es una pasión que va de generación en generación», concluye Gladys.
La cantante bogotana Paula Pera y el fin de los tiempos, que lanzó recientemente su sencillo Noche humana, le contó a Diners qué canciones está oyendo por estos días.
Contacto: (601) 6227054 | (601) 5930877 Dirección: Calle 85 Nº 18-32, piso 6.